José Raúl Capablanca Graupera más que un fuerte jugador, es toda una leyenda
vinculada al mundo del ajedrez. El tercer campeón mundial del juego ciencia es el único latinoamericano que ha podido conseguir tal distinción. Al rededor de su estilo de juego y su figura publica se han creado tantas historias y anécdotas como combinaciones en una posición de ajedrez dinámica .
Fue igualmente reconocido por su facilidad para entender los secretos de la 64
casillas, como por sus dotes de comprender y vivir la vida desde su óptica.
El 21 de abril de 1921, José Raúl destronaba en La Habana al alemán
Emanuel Lasker por la corona mundial de ajedrez. “El Capa “ veía un sueño cumplido y también un momento para solidificarse en lo personal. Con el premio en metálico obtenido ordenó construir una mansión en el reparto Buenavista llamada Villa Gloria.
El nombre tendría su origen en honor a su prometida, la camagüeyana
Gloria Simoni Betancourt, con quien contrajo matrimonio el 29 de
diciembre de ese mismo año. Muy pronto esta mansión sería habitada por la pareja.
La propiedad era de lo mejor en la época. Pensada y acomodada a los
gustos del campeón. Tenía patio con árboles frutales, y una arquitectura
moderna, que incluía terraza con losas que configuraban la posición
final de la última partida frente Lasker.
A la vista era una construcción imponente. Sus muros parecían el límite
entre lo normal y la genialidad.
Cuentan que muchas veces al caer la tarde desde uno de los pisos altos
de la casa ,el gran maestro disfrutaba la posición recordando aquel
momento de gloria.
Tal vez pocos conocen que el campeon mundial no solo construyó esta
edificación. La mayoría de las casas vecinas a “Villa Gloria “fueron propiedad del
tercer campeón mundial .
Con su muerte prematura a la edad de 53 años (el 8 de marzo de 1942 en Nueva York), la hermosa finca se convirtió en una especie de museo o destino habitual de quienes apreciaban la muestra de su brillante intelecto. La viuda alquiló el local a un colegio cubano y fue a vivir al hotel presidente mientras administraba también las otras propiedades.
Cuando tomó el poder el régimen de Castro los comunistas entregaron la morada del campeón a un doctor y tambien intervinieron sus otros vienes .
Con la muerte del galeno la espaciosa casa se transformó en una cuartearía que hasta lo último que se conoce alberga a más de 5 familias.
Con la misma fortaleza que Capablanca defendía una posición perdedora en el
ajedrez,hoy las paredes de Villa Gloria resisten los embates del tiempo y el descuido. Es una horrible imagen que se ajusta al paisaje de la zona.
La maestría en la fase final de una partida por parte del legendario jugador era
prácticamente mágica .Convertía lo imposible en victoria.
Ojalá dios permita que la misma suerte (además del talento) que siempre acompañó
al campeón guíe los pasos finales de su amada Villa Gloria.
Fotos: periodicocubano.com , diariodecuba.com & chess.com
Usamos cookies para analizar el tráfico del sitio web y optimizar tu experiencia en el sitio. Al aceptar nuestro uso de cookies, tus datos se agruparán con los datos de todos los demás usuarios.